Tuyo,Allen. PD: Lo siento, soy un idiota.

Ella entonces alzó la vista. Sorprendida por su repentina muestra de cariño. De consuelo.
Pero ¿Qué esperaba que hiciera? Ella había estado llorando. Aún tenía los ojos enrojecidos y las mejillas húmedas. No pudo pensarlo dos veces antes de que su cuerpo la atrajera al suyo.
Por alguna razón el pensamiento de ella sufriendo le molestó.

Ella se recobró primero, alargando la distancia entre ellos pero sin dejar de apartar la mirada. No estaba acostumbrada a que él mostrara este tipo de amabilidad con ella y no le sorprendía. Cada vez que estaban juntos tenía que controlarse, fingir que nada se le alteraba cuando ella lo estudiaba.  Al principio había sido uno que otro encuentro lleno de indiferencias, de palabras quedas y diálogos sin interés. Hasta que se transformaron en miradas y charlas. En una que otra sonrisa rápida y aunque ella no lo admitiría...aún, se encontraba con el placer de encontrarla buscándolo.
-Estoy bien.
Ella cortó el silencio con una mentira que se anudó en su estómago. Notó que intentaba que su voz no se quebrara. Quería mostrarse fuerte y él admiró eso.
-No quiero resaltar lo obvio, pianista pero no soy idiota. A veces simplemente finjo ser uno.

Maldición.. no quiso sonar tan a la defensiva pero le irritaba no poder ayudarla.
Ella se enfocó en el suelo mordiéndose el labio. Y que el Dios que exista lo ayude porque él quería reemplazar esos dientes con los suyos.
Hubo una vez que ella rió y el sonido lo tomó tan desprevenido que pasaron segundos antes de notar que ya no respiraba. Había tenido un repentino impulso de tirar de ella y probar uno de sus besos. Descubrir que tan experta era y enseñarle más. Mucho más.
- Por favor no preguntes- su suplica apenas fue audible pero volvió su cabeza para sostenerle la mirada- Simplemente soy yo, siendo tonta. Volviendo a ser vulnerable y desechable. Y a eso ahora tengo que agregarle el hecho de ser vista ASÍ, por ti. Justo tú...- Iba a llorar. Las lágrimas se acumularon en sus ojos marrones pero ahí se quedaron.

Él estiró su mano hasta tocar su mejilla. No retrocedió ante su contacto y eso le dijo más de lo que esperaba. Era tan frágil, con un corazón tan vulnerable que ella lo sabía y por eso lo protegía tan celosamente. Era fuerte pero no ante los que lograban entrar. Estaba celoso, algo en él hervía por ser uno de los elegidos porque la encontraba cálida, entretenida, una genio y cuando sus manos tocaban el piano, él se estremecía.

Cayó en la cuenta de algo.
Cada vez que ella le mostraba algo por primera vez; como cuando le sonrió, cuando lo tocó, lo consoló, lo miró y cuando le compartió su música. En cada momento ella se había marcado significativamente en alguna parte de su ser y antes de darse cuenta la estaba anhelado.
Ahora lo entendía. Solo aquí con su penetrante mirada rogándole ayuda, lo sentía.
Quería poseerla. Que fuera solo para él y que ella lo deseara hasta que no pudiera estar sin su presencia.
Sin darle tiempo de reaccionar cerró cada milímetro que los separaba reclamándola. Disfrutaría de cada segundo hasta que se diera cuenta de lo que pasaba y lo empujara lejos destruyendo la poca Fe que había acumulado. Después de todo, ella seguía pensando en otro, su pasado aún la retenía y el de él también. Casi gruñendo ante el pensamiento, profundizó el beso. Su boca era increíblemente suave ¿Cómo no se había dado cuenta?¿Tan estúpido era para no entenderse a si mismo?
Tenía sentido ahora; el deseo de tocarla, su pelo, sus labios y su piel. Su necesidad de saber qué hacía, de sacarle una sonrisa y que tocara sus expresivos ojos marrones. Su anhelo por ser lo que la completara. Y cuando ella jadeó, rompiendo el beso, supo que todos esos pensamientos se los había transmitido.
Haciendo que cayera y golpeara fuerte con la realidad, obligándolo a dar un paso atrás.
-Yo... yo solo...Tú... - Diablos ¿qué podía decir? Su mente aún estaba en su desenfreno reciente. En sus labios. No podría apartar la mirada de ellos y de como se habían puesto colorados por su asalto.
-¿Allen?
Sacudió la cabeza, aclarándose la garganta y centrándose nuevamente en su cara y en la manera en que esperaba su explicación. Su corazón golpeó fuerte cuando captó que, a pesar de que llevan unos meses conociéndose, ella sabía que siempre tenía un motivo para sus actos. Lamentablemente ahora se equivocaba, él simplemente la había deseado como nada antes y actuado sin pensar.
Se pasó la mano por el pelo ansiosamente. Así no era él. No tan impulsivo, tan fuera de control. Tenía que recobrarse de su fantasía, después de todo ella pensaba en otro.
- Lo lamento, Helen- comenzó a alejarse- Yo no quise... ya sabes que soy un idiota, y tenía que detener tus lágrimas de alguna manera- ¿cómo lo explicaba sin tener que confesar todo en voz alta?-Yo... sólo lo siento... mejor me voy..
Ella lo contempló confusa.
-Allen, yo...
El levanto la mano callándola. No estaba para rechazos. Ya tenía bastante con su propia conducta  extraña  y no quería empeorar todo. Era un hombre tranquilo y calculador, paciente, en control y así sería.
-Olvida todo ¿Si? Me dejé llevar pero no volverá a pasar- intentó sonar lo más seguro posible-Lamento simplemente que estés sufriendo.. yo...
Antes de que ella pudiera agregar algo más, él volvió a disculparse y se fue. No quería ser cobarde y huir así pero lo que ella tuviera para decir, estaba seguro que no quería escucharlo y eso se reflejaría en sus ojos y entonces Helen se culparía. No necesitaba mas problemas.
Soltó una maldición ante su mala suerte. Siempre peleaba con mujeres que le importaban y nada terminaba bien.
Se recordó nuevamente que no se pertenecían, que ella necesitaba a otro y no a él.
Desde aquel accidente había dejado de creer, a si que envió una plegaría a lo que fuese que lo ayude a resistirse a ella.
Su rostro apareció en su mente.
- Estás bien jodido...